Las camas
abatibles son la
gran solución para las familias numerosas, de las casas en las que tienen
visitas con suficiente frecuencia como para ofrecerles algo mejor que un sofá
cama (y eso que los hay muy buenos); son las favoritas de niños y mayores
porque de día son un mueble pero de noche se convierten en un cómodo lugar de
reposo. Hoy quiero compartir con vosotros la historia de este elemento
decorativo se remonta al siglo XIX motivados por la falta de espacio en
las casas.
Hacia
1850 tenemos noticia de las primeras camas abatibles,
cuando lo que buscaban los habitantes de las casas era mostrar la mejor cara y
los mejores muebles en los lugares donde recibían las visitas,
generalmente en las salas de estar. Un mueble-cama solucionaba las necesidades
de tener un mueble recio y que ocupara mucho espacio aunque como podéis
imaginar, ni hablar de poner cosas en las estanterías a menos que las quitaran
cada noche.
Algunos
de estos muebles exteriormente parecían alacenas ciegas, dentro de las cuales
podía estar la vajilla, comida, libros… pero no se veía porque las puertas eran
totalmente de madera. Otra opción era que se escondieran dentro de pianos de pared, y con un solo muebles
conseguían dos símbolos de estatus: la cama plegable para la noche y el piano
para el día.
Para
las familias de clase media,
las camas abatibles permitían que
una habitación fuera utilizada como sala de estar y dormitorio a la vez. De
hecho, incluso antes de la invención de este tipo de camas la sala de estar tenía también ese uso aunque mediante
colchones que se tendían en el suelo. Fue a partir de mediados del siglo XIX cuando las reglas de etiqueta marcaron
que los dormitorios y las camas debían permanecer fuera de la vista de los
invitados en América, donde surgieron estas camas, aunque en Europa ya se venía
haciendo desde antes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario